Las dificultades de la guerra y de la posguerra habían sido muchas y parecía que más allá de Italia había un horizonte prometedor.
Historias de emigrantes anteriores confirmaron esta idea. El continente de América estaba en “construcción” y las promesas eran grandes. Así fue que mi bisabuelo Domenico se fue a Argentina y después de un tiempo formó una familia con 5 hijos: Beatrice, Nicolassa, Lucia, Paolo y entre ellos mi abuelo Andrea (Andrés en español).
Como esta historia hay muchas otras, y no solo en Argentina, sino también en el resto de Sudamérica y Norteamérica: Brasil, Uruguay, Chile, Venezuela, Estados Unidos, etc.